Oaxaca Ciudad Verde Antequera

-------------------------------------------------------------------------------- En 1997, al cumplir 465 años de vida, la ciudad de Oaxaca contaba con una población de 244 mil 827 habitantes, según conteo del mismo año realizado por el INEGI, correspondiendo únicamente al municipio de la capital, abarcando el centro histórico y sus barrios. Si se le agrega la zona conurbada de Santa Cruz Xoxocotlan, Santa Lucia del Camino, Santa María y San Bartolo Coyotepec, Animas Trujano, San Sebastián Tutla, San Antonio de la Cal, San Jacinto y Santa Cruz Amilpas, San Agustín Yatareni, Tlalixtac de Cabrera y Santa María Atzompa, la población seria de 404 mil 371 habitantes. En 1529, tres años antes de que la corona española le diera la categoría de ciudad, su población se estimaba en 320 habitantes. El problema con las estimaciones demográficas de los siglos XVI y XVII es que excluyen a la población indígena. ¿Que ha pasado en este largo periodo? ¿Cómo ha evolucionado nuestra ciudad? Obviamente, no todo se refiere a que antes tenia menos habitantes y ahora son muchos más; tampoco a que los problemas propios de su crecimiento urbano sean mayores, sino a la forma en que sus pobladores han interactuado a lo largo de este tiempo. En este orden de ideas, llama la atención la falta de un programa tendiente a conocer de manera sistemática la historia de la ciudad de Oaxaca. Tal vez con la organización de un seminario sobre historia urbana, la fundación de un museo de la propia ciudad de Oaxaca y, en general, con la creación de un sistema de registro de las principales fuentes, tanto de acervos públicos como privados, para el estudio de la historia de la capital, se podría avanzar en esta laguna sobre la urbe del estado de Oaxaca. Para empezar, no podemos perder de vista tres acontecimientos clave en la fundación de la ciudad: el primero se encuentra ligado con el hecho de que el valle donde se ubicó fue asentamiento de viejas culturas indígenas nativas (zapotecos) e invasoras (mixtecos y mexicas), que fueron desplazadas para dar paso al asentamiento español. En segundo lugar, de manera similar a la creación de la ciudad de Puebla, la cual se erigió como punto intermedio entre Veracruz y la ciudad de México, la fundación de Antequera fue clave en el contexto del control que desde España se pretendía establecer en el "Nuevo Mundo", ya que no solo se quería seguir ejerciendo el mando que los mexicas tuvieron militar y comercialmente del sureste mesoamericano, sino también el afán de crear una verdadera ciudad española. El resultado: Antequera fue, incluso después de terminada la dominación española en 1821, el principal bastión no indígena entre las ciudades de México, Puebla y Guatemala. Finalmente, pese a que Antequera fue el principal bastión no indígena en todo el sureste novohispano, debido a que se erigió entre un mar de comunidades indigenas, el resultado final es lo que se conoce como una ciudad de la sierra. En ella la característica central es el desarrollo de relaciones simbióticas entre una minoría blanca y una abrumadora mayoría indígena. En otras palabras, cualquier explicación que trate de poner en perspectiva la erección de la ciudad de Antequera, y su consecuente evolución, debe de poner sobre el tapete el hecho significativo de la estrecha relación asimétrica que desde el origen de la ciudad de Oaxaca se estableció entre los diversos grupos étnicos que la habitaron. Al igual que otras ciudades de la América española, Antequera fue construida con el trabajo de los indígenas y sus alimentos y provisiones siguieron dependiendo de ellos durante la mayor parte del Periodo Colonial. PLANOS COMO EVIDENCIA HISTORICA Una vez que, en el verano de 1521, México-Tenochtitlan sucumbió ante la fuerza militar de los conquistadores españoles dirigidos por Hernán Cortes y sus aliados indígenas, distintos subalternos del conquistador iniciaron recorridos hacia el interior de lo que hoy es México. Con los datos aportados por aquellas primeras expediciones pudieron integrarse los mapas iniciales del territorio de la llamada Nueva España, que eran levantamientos parciales de los territorios recién visitados por los conquistadores. Fue tal la frecuencia de aquellas "entradas" que, apenas un cuarto de siglo después, se tenia el primer mapa completo del territorio novohispano. Las características de aquellas cartas eran rudimentarias, pues no permitían señalar con precisión las posiciones de las nuevas ciudades, ni el curso de los ríos ni otros detalles similares. Hubo que esperar mucho tiempo más. A las representaciones cartográficas vinieron a sumarse los planos de los primeros centros urbanos, destacando por su numero los relativos a ubicar la capital del virreinato. Entre las nuevas ciudades del interior se encontraba Puebla, Guadalajara y Antequera. Con respecto a esta ultima, su primer croquis debió surgir cuando la población española contraria a Hernán Cortes insistió en su afán de fundar una villa en terrenos del hoy valle de Oaxaca. Corría el año de 1529, Antequera estaba en formación y fue trazada bajo la supervisión de Juan Peláez de Berrio, individuo comisionado por la Real Audiencia de México para desempeñar el puesto de alcalde mayor en aquella población. En el documento oficial entregado a Peláez antes de emprender su viaje al sur, se le instruía de que una vez determinado el mejor sitio pare el nuevo asentamiento humano, procediera a hacer la traza "con mucho orden y concierto, las calles señalando primeramente solares pare la iglesia, hospital y casas del Cabildo y la vuestra y la de todos los otros vecinos que lleváis en una copia". Según el testimonio de diversos investigadores, fue Alonso García Bravo, español, de profesión "jumetro" (geómetra), quien se encargo de elaborar el trazo original. Se sabe que este individuo proyecto la traza de la primera población española en Veracruz y la ciudad de México, surgida de las ruinas de México-Tenochtitlan. De acuerdo con el arte que conocía, García Bravo marco la traza reticular que hasta inicios del siglo XX caracterizo a la capital oaxaqueña. Sobre la labor de García Bravo, quien llego pare avecindarse en Antequera, Manuel Toussaint escribió: "Escogió un punto equidistante de los dos ríos que cruzan el valle: el Atoyac y el Jalatlaco en sus convexidades más cercanas y allí limita la plaza en forma cuadrada. En el costado Sur, el palacio de las autoridades tiene toda la calle. Dedica el cuadro contiguo, al Norte, pare la iglesia y de los lados de esos cuadrados se tome el tamaño de las calles, prolongándose de Norte a Sur y de Este a Oeste. No hay cabeceras, las calles son todas de la misma longitud y tenemos el perfecto damero. RELACIONES GEOGRAFICAS Entre las primeras descripciones que sobre Antequera se elaboraron considerándose la "ciudad abierta", destaca la de Bartolomé de Zárate, que la visito alrededor de 1544. Se encuentra información en las Relaciones geográficas de fines del siglo XVI. Se calcula que el vecindario antequerense apenas alcanzaba las dos mil personas. Cien años después, otro fraile, pero de la orden capuchina, Francisco de Ajofrin, dejo testimonio de lo visto durante su paso por la "insigne ciudad de Oaxaca" conocida también como Antequera. Pero Ajofrin fue mas allá de todos quienes la hablan descrito con anterioridad y dejo pare la posteridad un sencillo pero ilustrativo croquis que muestra el crecimiento de la ciudad en la segunda mitad del siglo XVIII. Según un informe presentado al rey en 1766, la población llegaba a las 20 mil personas. El valor de este tosco "planisferio", como el mismo le llama, es mayor, toda vez que las representaciones gráficas conocidas de Antequera son posteriores al ano de 1766. En esta ciudad "levítica", los limites estaban vinculados con inmuebles religiosos; así, por el norte, la ciudad concluía en el convento de los padres Betlemitas, aunque entre este y el de Santo Domingo no mediara construcción alguna; por su parte, la manzana más austral era la que ocupaba la iglesia de Consolación. En el extremo oriental, el limite lo definía el convento de los mercedarios (La Merced) y por el oeste, la ciudad comenzaba con el convento de la Soledad. En las cerca de noventa manzanas que constituía Antequera, aparecen enlistados 33 puntos, de los cuales solamente dos no estaban vinculados directamente con la iglesia católica: la plaza y la casa del Marques, esta ultima ubicada al norte del templo del Calvario, en la entrada de la ciudad. En la relación de Ajofrin se hace énfasis en el cultivo de la grana y la importancia que tenía pare la ciudad y la comarca circunvecina. Es el siglo XVIII considerado como "el siglo de oro de la economía colonial" basada en la exportación del tinte de origen animal hacia Europa. Se sostiene que Antequera era la única población que merecía el título de ciudad en todo el sur de Nueva España. Hacia la ultima década del siglo XVIII, esta ciudad era la séptima en importancia después de México, Puebla, Querétaro, Guanajuato, Zacatecas y Guadalajara. Vinculada con este auge, data la elaboración de tres planos que se conservan hasta hoy en acervos documentales Por orden de elaboración, nos referimos al fechado en 1777 que esta en el Archivo General de Indias, ubicado en Sevilla, España. En la Mapoteca Manuel Orozco y Berra de la ciudad de México se localiza otro originalmente pintado en 1790, y en el Archivo General de la Nación se encuentra uno mas fechado en 1795, durante la gestión virreinal del marques de Branciforte. Las corrientes de agua que circundaban la población por el oriente y el sur adquieren especial importancia pictórica, lo mismo que la vegetación. En este plano la ciudad novohispana aparece rodeada por los pueblos indígenas de Santo Tomas Xochimilco, al noroeste, Jalatlaco por el oriente y el Marquesado por el occidente, asentamientos que se mencionan por su nombre en un cuadro anexo, lo que no sucede con San Juan Chapultepec que, si bien esta dibujada su ubicación, no se señala en el texto. En el mismo año en que fue pintado el plano en cuestión, fue elaborada la primera representación cartográfica de la Intendencia de Oaxaca y que también, sin permiso de las autoridades coloniales, arribó a estas sierras del sur el botánico francés Thierry de Menonville, con el fin de "robar" para la Corona francesa el secreto de la grana cochinilla. La ciudad representada gráficamente en los dos planos que datan de la ultima década del siglo XVIII había sobrevivido a los severos temblores llamados de San Sixto, ocurridos a lo largo de 1787, así como al de 1795, los que en total arruinaron varios templos y muchas casas habitación. Antequera fue escenario sísmico. En el año 1787, el padre José Antonio Gay describe que prácticamente no hubo día que no temblara, siendo los más violentos los ocurridos en la Semana Santa, al grado que los habitantes tuvieron que abandonar sus domicilios y marcharse a los alrededores, a resguardarse en los campos. El intendente Mora y Peysal dividió la ciudad de Oaxaca en cuatro cuarteles mayores y estos a su vez se subdividieron en ocho menores, tal como puede apreciarse en el plano resultante que denote claramente la determinación oficial de concentrar el poder y ejercer la autoridad. No se conservan otros planos que den cuenta de la evolución de la ciudad de Antequera, hasta el elaborado en las postrimerías del periodo colonial en el año de 1803 por Juan Manuel Gijón. Este plano fue el primero. A partir de ese detalle, los subsecuentes elaborados en el siglo XIX se conocieron por el nombre de quien los trazó. Un viandante, llegado en la segunda mitad de los veinte, arquitecto alemán Eduard Muhlenpfordt, hizo los siguientes comentarios: "Como casi todas las ciudades interiores de Méjico, Oaxaca también se halla totalmente abierta y forma un cuadro bastante simétrico y casi exacto, apuntando casi hacia las cuatro direcciones del mundo, con una extensi6n de 8 mil 700 pies castellanos de norte a sur y una anchura de este a oeste de 6 mil 825 pies". Casi todas las calles se hallan bien adoquinadas; son anchas, aireadas, derechas y se cruzan formando ángulos rector; a sus lados hay bonitas casas de piedra, la mayoría de ellas de dos pisos. Bellas plazas adornan la ciudad, siendo las más grandes la Plaza mayor y la Plaza del mercado propiamente dicha. En 1840 apareció otro mapa que representaba la ubicación de la ciudad. No hace referencia a los cuarteles ni se presentan los nombres de las calles, pero si se identifican los principales edificios de la época, lo mismo religiosos que laicos, pero cierto en numero menor que los de principios del siglo XIX. Un valioso testimonio de mediados del Oaxaca decimonónico, se elaboro en el año 1848 durante el gobierno que encabezada el licenciado Benito Juárez García y cuyo autor fue el ingeniero Antonio Conde Diebitch de Sabalkanski. El plano se restringe a la traza urbana y a los alrededores contenidos entre los ríos Jalatlaco y Atoyac; pero entre estos limites se distingue perfectamente el espacio ocupado por el asentamiento humano, así como los terrenos de sembradío que circundaban la ciudad. Resalta un excelente trabajo de filigrana, pues se pueden distinguir en cada manzana las fachadas de los edificios, el número de niveles que tenían las casas habitación así como sus pretiles; en algunas partes de la ciudad, las bardas aparecen como si estuvieran semidestruidas y algunos templos sólo presentan una o ninguna de sus torres. Mudos recuerdos tal vez del denominado sismo de Santa Francisca que asoló a Oaxaca en 1845. Por la representación especial de las fachadas, el plano de 1843 recuerda al colonial de 1777, aunque la complejidad del dibujado por el ingeniero Diebitch de Sabalkanski no tiene comparación. Durante muchos años después, el mapa de 1848 fue tomado como modelo. En 1910, en Oaxaca en el Centenario, Andrés Portillo tomó los datos como referencia pare considerar si los inmuebles eran antiguos o modernos. En el verano de 1849, se puso a la venta en la oficina de la Tesorería estatal el plano de la ciudad, litografiado e iluminado en la capital de la República y estampado en pliego doble de marca. El costo de la pieza cartográfica era de dos pesos. En otro plano firmado por Teófilo Zárate en el año de 1858, en momentos en que el territorio oaxaqueño era escenario de la lucha armada entre liberales y conservadores, se consignan la nomenclatura de las calles y se ubican los principales edificios civiles y religiosos, así como plazas y plazuelas. En el caso de las primeras, la de armas y del mercado, en tanto que entre las segundas destacan las del Rosario, del Carmen, de la Sangre de Cristo, de San Francisco, de la Soledad, Alameda Nueva (para distinguirla de la Alameda ubicada en el actual Paseo Juárez) y la de Belén. Puede decirse que este trabajo se baso en su predecesor de 1848, aunque es más sencillo. Sigue sin aparecer mención alguna a la ubicación del Instituto de Ciencias del Estado. El siguiente levantamiento cartográfico de la ciudad de Oaxaca fue trazado en 1882 y cuya paternidad se adjudica al medico Manuel Ortega Reyes, titulado "Carta Cartográfica del Estado de Oaxaca" y de su capital y alrededores, que se hizo por instrucciones de la Secretaria de Fomento. Cabe señalar que este autor había realizado en 1857 otra Carta corográfica del Estado y su Obispado, cuyo original se conserva en la Mapoteca "Manuel Orozco y Berra" de la ciudad de México. Este plano ubica las garitas de entrada, las haciendas y pueblos de los alrededores y es el primero en incorporar la zona arqueológica de Monte Albán; edemas permite visualizar la relación entre la ciudad y la campiña circundante, de tal forma que el observador adquiriera una imagen mas cabal de la capital oaxaqueña. En el interior de la ciudad identifica los principales edificios religiosos y de acuerdo con el espíritu liberal y a la distante relación iglesia cató1ica y Estado laico, los inmuebles públicos y plazuelas adquieren particular relevancia, al, menos por el número de los enlistados y en el cave de Santo Domingo de Guzmán, aparece la acotación "hoy fortaleza". Una de las ultimas versiones cartográficas con la vieja nomenclatura se encuentra en el plano de los cuatro carteles de la ciudad, elaborado en 1877 y que se conserve en el Archivo Histórico Municipal de Oaxaca. La nomenclatura que se estableció en 1884 es la vigente, en lo que hoy se conoce como Centro Histórico. En medio de los héroes de la Independencia y la Reforma, unos cuantos nombres rescatados de la época prehispánica y el del naturalista Alejandro de Humboldt que daban nombre a las calles oaxaqueñas, aparecían las plazas y plazuelas igualmente bautizadas con fervor cívico. La "Democracia", de "Los Aztecas", "Orden y Libertad" e igual tenor seguían los nombres de los jardines: "Benito Juárez", "Sócrates", "Virgilio", "Homero" y "Juan Peláez de Barrio". Por otro lado, la lista de los edificios públicos era menor que la de Ortega y la relación de templos se mantenía sin mayores cambios. En este plano las poblaciones aledañas como Santa María Oaxaca, mejor conocida como El Marquesado, así como Xochimilco y Jalatlaco, aparecían más integradas a la ciudad de Oaxaca, lo que puede interpretarse como resultado del crecimiento demográfico, como puede observarse con el dato aportado por Andrés Portillo de que la población en 1882 alcanzaba los 27 mil habitantes. La ciudad de Oaxaca sufrió cambios importantes vinculados con el crecimiento experimentado durante el Porfiriato. Por fin, en 1892 la línea del Ferrocarril Mexicano del Sur conectaba la capital sureña con Tehuacán y de ahí con Puebla y la ciudad de México. La ciudad porfiriana crecía y se diversificaban sus servicios, aparecía la luz eléctrica en los domicilios, lo mismo que el teléfono; la arquitectura de buen número de casas habitación, propiedad de los beneficiarios de este progreso, se modernizaba afrancesándose los estilos constructivos. En 1903 aparece otro plano denominado "Plano mercantil topográfico de la ciudad de Oaxaca" impreso en la ciudad de México. A partir del mapa de 1887 que sirvió de base, la reticular urbana es el marco para que el visitante, nacional o extranjero localizara comercios y servicios que pudiera requerir durante su estancia en Oaxaca. Al ser una empresa particular quien elaborara el plano, quienes se negaron a pagar cantidad alguna fueron negociaciones importantes de esa época, como "EI Nuevo Mundo" de Manuel R. Canseco; "José Zorrilla y Sucursales", "El Golfo de México", "Ferretería y Mercería Bustamante Hermanos y Villasante" y "Julián S. Soto Librería y papelería". El plano estaba acompañado de fotografías de la ciudad. Como ejemplo la casa donde nació Profirió Díaz, convertida en escuela; un detalle del interior del convento de Santo Domingo. Por otro lado, los templos, jardines y plazuelas están marcados pero no identificados. Entre las obras de modernización de la capital oaxaqueña estuvo la introducción de una red de agua potable, elaborada por el ingeniero alemán Enrique Schondube, la que se inició en postrimerías del régimen porfirista en Oaxaca, durante la gestión del licenciado Emilio Pimentel como gobernador de la entidad. Del avance de los trabajos quedó constancia en un juego de ocho planos en 1911. De nueva cuenta los temblores tan temidos y celebres aparecieron violentamente en 1928 y luego en 1931. Al examinarse el sismo del 14 de enero de 1931, apareció un plano donde se destaca la calidad de los suelos de la ciudad de Oaxaca y el daño causado en las casas habitación. Los estragos causados por el desastre natural y la difícil situación económica, obligaron a buen número de familias oaxaqueñas a malbaratar casas y terrenos y salir en busca de mejores horizontes en otras partes de la República Mexicana. Mas de uno pensó que Oaxaca estaba acabada. .jpg"align="left"width="250"> En 1932, con motivo del cuarto centenario de haber alcanzado el rango de ciudad y en medio de la penuria económica, se organizó un programa de festejos que culminó con la presentación del llamado "homenaje racial", antecedente de la Guelaguetza. En este marco, el ingeniero Enrique A. Cervantes, avecindado en la ciudad e interesado en arte colonial, dio a la luz su conocida obra Hierros de Oaxaca, con prologo del entonces gobernador Francisco López Cortes. El mismo fue el autor de un plano que muestra la Oaxaca de 1933. En esas fechas la ciudad se había engullido al Marquesado, Xochimilco y Jalatlaco, que administrativamente ya formaban parte de la ciudad. Este fue el ultimo de los planos de la ciudad en el que se hace patente una preocupación estética. Entre 1940 y 1995 los pianos realizados sobre la ciudad de Oaxaca son numerosos, sin embargo, presentan algunas características especiales. Con excepción del realizado entre 1950 y 1952 por Alejandro Canseco Feraud, los demás no registran el nombre del autor En el mejor de los casos se sabe que fue realizado en alguna dependencia de Gobierno, casi siempre relacionada con obras publicas. ¿Cuál es la otra historia de la ciudad de Oaxaca a partir de los años cuarenta de este siglo? El progresivo abandono del marco reticular debido al sistemático y caótico crecimiento urbano de la ciudad. Desde los años cincuenta aparecen registradas las colonias Nueva (actualmente Reforma) y "Proletaria" Alemán (en la actualidad colonia Alemán), así como otros sitios característicos de la ciudad, como Casa de Salud, hoy Instituto Mexicano del Seguro Social; Escuela Primaria 21 de Agosto. Posteriormente, hacia los setenta, el Periférico, la Calzada de la República, entre otras. El INEGI proporcionó información a través de un plano, según el cual la ciudad se ha llegado a convertir junto con su zona conurbada, en un complejo asentamiento humano, con cerca de medio millón de personas y con, un entramado de mas de 200 colonias. Dicho entramado urbano hace difícil diseñar no solo los servicios que se le deben proporcionar a sus habitantes, a fin de hacerla habitable y funcional, cual debe ser la característica central de toda ciudad moderna. La Fundación Bustamante Vasconcelos y el Fondo Luis Castañeda Guzmán cuentan también con piezas cartográficas originales de la ciudad de Oaxaca, edemas de otros que se ubican en el Archivo General del Poder Ejecutivo del Estado y el Archivo Municipal de la ciudad de Oaxaca.